En 1540, Lucas Martínez Vegaso, recibía de manos de Pizarro una encomienda en la que se consignaba el valle de Ilo, convirtiéndose en uno de los primeros españoles beneficiados con estos repartos.
Martínez nació en Trujillo de Extremadura entre 1511 y 1512; fue hijo
de Francisco Martínez Vegazo y Francisca de Valencia. A los 19 años se embarcó hacia
las Indias junto a los hermanos Pizarro. Su condición de soldado de a pie estaba
expuesto a mayores dificultades y recibía una paga mínima cuando se trataba de
repartir oro y plata. En Coaque, por ejemplo, solo recibió 14 pesos.
Participó en la toma de Cajamarca y fue testigo de su juicio; como
consecuencia, recibió una cantidad que lo sacaría de la condición precaria:
recibió 135 marcos de plata y 3 380 pesos de oro, fortuna con la que formó
junto a Alonzo Ruíz una Compañía para la conquista del Perú. De allí su vida cambió
pues fue reconocido como uno de “los de Cajamarca”, nombre dado a los primeros
conquistadores, y el origen de la naciente aristocracia social española en
América. Lo primero que hace es adquirir uno o dos caballos, pues ellos otorgaban
prestigio social y rango militar, pero fundamentalmente le permitía a su dueño
recibir en los repartos de botines un pago superior casi en cuatro veces al que
recibía el soldado de a pie.
Martínez acompañó a Gonzalo Pizarro hacia Pachacamac y recorrió casi toda
De Cuzco, Martínez pasó a Lima en donde inició algunos negocios. Cuando se hizo
necesario fundar una ciudad en el sur para que sea la escala hacia la capital
del Imperio y facilite la conquista de Chile, Pizarro seleccionó entre los
primeros conquistadores a Martínez, convirtiéndose en vecino notable de
Arequipa, recibiendo, además su última gran encomienda que comprendía toda la
zona sur, incluyendo el valle de Ilo, que lo consolidaba como rico colono,
poderoso encomendero y próspero comerciante. Tenía treinta años de edad.
Señala Efraín Trelles (“Funcionamiento de
una encomienda peruana inicial”) que Lucas Martínez no formó familia ni
dejó herederos, pero tuvo como compañera a una morisca de nombre Beatriz que lo
sirvió y acompañó casi hasta el final de sus días y le dio una hija. Afectado
por una úlcera que lo conduciría a la muerte, hizo testamento en Arequipa el 20
de noviembre de 1565 ante el notario Pedro de Valverde. En el dictó una
cláusula destinada a los indios de Ilo; en ella señalaba que tenía en la villa
de Ilo una huerta y una viña,
propiedades que dejaba a los indios que las trabajaban para que la cobren, beneficien
y gocen del fruto, para ayudar a pagar sus tributos y puedan quedarse con ella
por el servicio que le habían prestado.
Luego de arreglar sus cuentas y pertenencias, debió decidir el destino de lo sobrante, pues la corona y sus enemigos los Villegas estaban detrás de sus ricas encomiendas. Por ello hizo su última jugada: se casó con María Dávalos del Castillo. María Dávalos, una hermosa mujer de 25 años, era hija de Nicolás de Rivera, alcalde de Lima y de doña Elvira Dávalos quien le pidió 20.000 pesos por el matrimonio, cantidad que se redujo a 12.000 pagados al contado. El matrimonio de ambos se celebró el 20 de abril de 1567 en la cama del moribundo quien no podía ni sentarse.
Nueve
días después, a las tres de la tarde, Lucas Martínez Vegaso entregaba su alma a
Dios.
Imagen: detalle del testamento de Martínez en el que se identifica su firma. ("Crónicas Tarapaqueñas")
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