martes, 14 de abril de 2009

EL TEMPLO DE SAN GERÓNIMO

El primer templo que tuvo Ilo se ubicaba en el actual Cementerio General; era de un solo caño, de adobe y barro, con la techo de tijera de mangle y cubierta de tablazón de alerce procedente de Chile, y rematado en una torre del mismo material. Sus paredes debieron estar adornadas con ornamentos de yeso y aplicaciones de pan de oro en algunas de sus paredes. El templo dedicado a San Jerónimo, abarcaba desde Yte a Hierbabuena, y para sus sostenimiento tenía en propiedad las haciendas de “El Sacramento” y “Buena Vista” y recibía tributo de las haciendas de “Majuelo” y “Pampa de Jiménez”, propiedades que por alguna razón perdió pues a fines de 1700 sólo contaba con una hacienda corta y algunas tierras de sembrío.
Cura de este templo era en el siglo XVIII don Cayetano de Tapia Lazo y Rodríguez, del que se dice era idoneo, cumplía bien su ministerio, no lucraba con los feligreses ni les causa incomodidad, ni malos tratos.
Su fabricación demandó el esfuerzo y dedicación de todos los habitantes del valle y se invirtieron importantes recursos económicos. Su construcción estuvo bajo la responsabilidad de, por lo menos, tres personas: don Manuel Angulo, don Francisco Nieto y don José Torres. Por encargo del cura Cayetano de Tapia, Nieto se hizo cargo de los gastos de la fábrica del templo, los que ascendieron a 2 352 pesos.
En el inventario de 1835 se señala que durante el ejercicio del cura don Manuel José de Villanueva se edificó la torre de la iglesia, blanquándola y colocándole caperuza en el campanario, la que se había caído por lo vieja, se terraplenó la iglesia que estaba llena de huecos y se bendijo un nuevo camposanto. En 1834 el templo fue reedificado y remodelado pues el techo se vino abajo y sus paredes quedaron cuarteadas debido a los efectos de terremotos pasados; algunas fueron demolidas y se construyeron dos paredes adicionales. Es esta obra se colocaron 26 ventanas ovaladas de olivo y se hicieron las formas o figuras a las ventanas utilizando para ello 500 tablas nuevas que entregó en calidad de donación la sra. doña Martina Fernández Cornejo.
A mayo de 1835 ya se había culminado la construcción de la casa parroquial, conformada por 3 piezas cómodas, dos corredores uno a la calle y otro al interior que sirve de comedor con sus dos patios y cocina, todo con sus llaves y puertas correspondientes.
Este templo estuvo en pie hasta el 13 de agosto de 1868, fecha en que un maremoto lo destruyó por completo, obligando a su reubicación en el lugar en que se encuentra ahora, frente a la Plaza de Armas.