lunes, 29 de diciembre de 2008

LAS CALLES DE ILO


Luego del terremoto de 1868, Ilo fue ubicado en la antigua caleta de Pacocha, siguiendo el típico esquema rectangular, tomando como referencia un cuadrado destinado a ser la plaza de Armas, aunque la primera plaza pública fue la Plaza de la Recoba.
Las calles que se trazaron recibieron desde un inicio los nombres de las batallas de nuestra historia republicana: Matará, Mirave, Dos de mayo, 28 de julio, Ayacucho, Pichincha, de este a oeste, y de norte a sur Abtao, Zepita, Moquegua, Callao y Junín.
Junto a estas calles que hasta hoy conservan su denominación original, existían otras que llevaban nombres de personajes de la historia patria y que en los documentos oficiales figuran como avenidas, tales como las avenidas Piérola, Bolognesi, General Domingo Nieto y Miguel Grau: de ellas sólo las dos última son las que se conserva en la actualidad, una paralela a la otra; nadie hasta la fecha ha podido recordar la ubicación de las otras nombradas.
Otras calles eran llamadas de acuerdo a su ubicación, tal como ocurría con la calle de la Rivera, la calle de La Marina y la calle Miramar, ubicadas frente a la playa, de las cuales sólo la última ha podido ser fácilmente ubicada. La calle Miramar, al parecer, era conocida con el nombre de calle o avenida de los Garibaldi debido a que en ella se ubicaba el Hotel “Central” o “Miramar”, propiedad de aquella familia, que había acondicionado la zona como un pequeño malecón con vista al mar.
Otras recibían su nombre por la función que desempeñaba, tal como la avenida Ferrocarril, en donde se ubicaba la estación del ferrocarril Ilo-Moquegua. Precisamente la foto corresponde a esta avenida.
A mediados de 1913, el alcalde Pedro Valle propuso la enumeración de casas y la rotulación de calles. Recién en la gestión del alcalde Carlos Ostolaza, en 1927, se pudo realizar este trabajo, para el que se contrató a José Luís Alayza, el cual, no obstante haber sido cancelado por anticipación, no fue concluido en la fecha acordada, por lo que el concejo elevó queja al gobernador y Alayza fue detenido 24 horas ordenándosele terminar el trabajo contratado en un plazo perentorio.

domingo, 31 de agosto de 2008

LA SOCIEDAD COLONIAL. ESCLAVOS Y MATRIMONIOS.

LOS ESCLAVOS
A la población existente en Ilo, desde 1540 se agregó la población española, la misma que, en su afán por lograr mayores beneficios, ejerció sobre los indios todo tipo de abuso: el arrebato de sus tierras, el empleo de los propios indios como trabajadores en labores agrícolas, carguío de guano, además de pagos en tributos.
Con el tiempo, a estos grupos se sumó la población negra. Hacia 1609 la población negra en el sur del Perú estaba ya en la cuarta generación; de un total de 1784 habitantes, esta colectividad alcanzaba 1300 personas. Cincuenta años antes el total de población esclava se calculaba en 1200.
La estudiosa Viviana Briones Valentin, en su artículo “Arica colonia: libertos y esclavos negros entre el lumbago” (Chungara. Revista de Antropología chilena. Versión on-line) señala que la población estimada para Ilo es de 45 españoles, 54 mestizos, 83 sin color, 430 esclavos, lo que hace un total de 612 habitantes. El desarrollo de la olivicultura y de las plantaciones del azúcar debieron motivar la necesidad de mano de obra, lo que incentivó el comercio ilegal de esclavos. La tradición oral señala que el comercio esclavos se producía en la playa Puerto Ingles y Calienta Negros. No es raro encontrar en las familias locales la presencia de esclavos como parte de la servicumbre.
LOS MATRIMONIOS.
El Archivo Arzobispal de Arequipa, guarda entre sus documentos informacion valiosa sobre los matrimonios en el valle de Ilo. Curioso es saber que, en su gran mayoria, estos se realizan entre hombres foraneos y mujeres ileñas. Joseph García, natural de Galicia se casó el 16 de octubre de 1794 con María Magdalena Vargas y Rendón, hija de Francisco Vargas y Bernabela Rendón. Manuel Fernández, natural de Sevilla, se casa en octubre de 1778 con Bárbara Oviedo. Francisco García, natural de Cádiz, contrae matrimonio con María Martínez, ileña, hija de Nicolás Martínez, el 22 de febrero de 1794. Ese mismo día se casaron José Romero, natural de Cádiz y Manuela Rendón, quien, al no tener padres vivos, fue entregada en matrimonio por don Nicolás Martínez. Otro matrimonio fue el de Pedro Mugartey Barrenechea, quien hacia 1814 llegaría a ser Alcalde Constitucional de Ilo, y Paula Isabel Márquez, ileña de nacimiento, hija del fallecido Antonio Márquez y Teresa Oses, futuros abuelos del Mariscal Domingo Nieto. Otro matrimonio es el del moqueguano Francisco Vargas y Luisa Collao, ileña, hija de José Collao y de Cayetana Villanueva, viuda inicialmente de Nicolás Rospigliosi.

martes, 5 de agosto de 2008

EL HOSPITAL SAN GERÓNIMO



El 16 de agosto de 1935, varios vecinos de Ilo elevaron al gobierno central un memorial solicitando se cree en el puerto una Sociedad de Beneficencia Pública, propuesta que fue apoyada por el gobierno municipal de ese entonces. Al año siguiente, el gobierno del Presidente Benavides promulgaba la Ley Nº 8405 el 11 de julio de 1936, con la que creaba la Sociedad de Beneficencia Pública para Ilo, dándose por única vez la cantidad de quince mil soles oro para atender a los gastos que demande la instalación de un Hospital en Ilo. Reconocía la misma Ley una partida de tres mil soles oro como subvención, suma que debía ser otorgada por la Aduana del Puerto. Finalmente se creaba a favor de la Sociedad de Beneficencia un impuesto de cuarenta centavos por cada cabeza de ganado vacuno, y de veinte centavos por cada cabeza de ganado porcino, que se embarque por Ilo, cualquiera que sea su destino.
La primera junta directiva de la Beneficencia, nombrada por el gobierno e instalada por el Prefecto Néstor Pinillos el 6 de diciembre de 1936, estuvo conformada por Augusto Díaz Peñaloza, quien la presidía, Julián Maura, Carlos Manuel Dávila, José Víctor La Penta, Jorge Mariaza, Humberto Valdivia y Juan Postigo. En calidad de miembros natos integraban esta directiva el Alcalde de aquel entonces, don Antonio De La Flor, y Julio Maldonado, médico sanitario.
Fue la Beneficencia quien se encargó de construir el primer hospital que tuvo Ilo, llamado “San Gerónimo” La idea de un hospital surgió a inicios de 1930, formándose un comité presidido por doña Eudocia Barrios Vda. de Zapata; en noviembre de 1934 solicitó un terreno para la edificación y entre 1935 y 1936 se realizaron diversas actividades para lograr los fondos requeridos.
El hospital fue una obra de todos. Los planos del hospital fueron presentados por don Luís Ghersi Mosquera; Ernesto Rodrígez presidió la Junta de Presupuesto; la Junta Supervisora estuvo integrada por don Augusto Díaz Peñaloza, Francisco Kuong, Julio Maldonado, Jorge Mariazza y la sra. Teresa de Tidow. El Comité de Damas estaba conformada por Maria Julieta Vásquez de Wherle, Alicia de Tamayo, María Rosa Jiménez y Elena Zapata, entre otras. Aportes importantes fueron la contribución de la Fabrica Pacocha de propiedad de Jhon Tidow que puso la mano de obra, el aporte de la Capitanía de Puerto que disponiendo de dos grumetes; de Francisco Kuong que donó la madera para puertas y ventanas; del gobierno que dispuso de S/ 15 000,00 y 80 bolsas de cemento y de la colonia china a través de su presidente Carlos Koctong y de la alemana residentes en Ilo, cuyo personaje visible era Tidow.
El hospital San Gerónimo se inauguró en ceremonia especial en 1937. Parte de su personal estuvo conformado por dos enfermeras: doña Marfega Barreda de De la Flor y doña Isidora Saira Salazar de Flores, mi abuela, recordada por ser enfermera y la única partera local. Entre los médicos podemos mencionar a Julio Maldonado, Rubén Molina, Carlos Llerena y Eduardo Jiménez.

martes, 29 de julio de 2008

LAS FIESTAS PATRIAS


Las celebraciones de este 28 de julio son oportunas para conocer de alguna manera cómo se festejaba antaño el aniversario patrio.
La celebración protocolar, desde el siglo XIX, correspondía a la municipalidad que realizaba una cesión con tal motivo, en la que participaban las autoridades locales y vecinos notables; se izaba la bandera en el asta del local municipal, el secretario de la corporación daba lectura al Acta de Jura de la Independencia, se entonaba el Himno Nacional y se daban algunos vivas por el Perú y sus héroes y próceres. En algunos casos el alcalde daba un discurso alusivo a la fecha especial. Luego de ello era infaltable el desfile escolar al frente del local municipal, en la Plaza de la Recoba (hoy plaza Nieto).
Con el tiempo, se incorporó la premiación a los estudiantes que destacaban en aprovechamiento en las escuelas existentes en Ilo. El 28 de julio de 1891, por ejemplo, en la gestión de don Armando de la Flor, se entregaron premios a Rosa A. Bonatti, Eulalia Juárez, Cristina Villalobos, Jesús Cornejo, Rosa Maturana y Elena Leonardo de la escuela de niñas; recibieron también presentes los alumnos Jesús Alponte, Esteban Hurtado, Lucas Salcedo, Patricio Ascaño, José Gasco, Antonio Mendoza, Francisco Vásquez y Emiliano Hurtado de la escuela de varones. En el caso de la escuela privada, fueron premiados Agueda Helfer, Julia Palomares, Raquel Tizón, Dolores Suero, Saturnino Helfer y Delfina Palomares. Esta fue una práctica común hasta mediados del siglo XX.
La población participaba en otros festejos: era común el desarrollo de juegos y competencias entre los estudiantes locales, en una especie de gimkana en la que exhibían sus habilidades físicas, además de un baile por fiestas patrias en la plataforma frente al ingreso del muelle fiscal, frente a la glorieta.
A partir de la década del ’40 se hizo común la competencia entre botes, conocidas como regatas, realizada luego del 28 de julio en homenaje a las fiestas patrias. Ésta se corría entre el muelle fiscal y el muelle de la fábrica Episa, con la participación de varios equipos, entre los que destacaban los conformados por Alberto Villanueva, los hermanos Apolinar, Timoteo y Raúl Valdivia, Antonio Datto, Raúl Rospigliosi, Manuel y René Zegarrra y Fermín Obregón; participaban también el equipo de los “gringos” hermanos Garrido y el equipo de los del norte entre los que se contaban Rodolfo Pacheco, Pablo Ramírez, Orlando Apesteguía.
Luego de ellas, vencedores y vencidos festejaban a lo grande en el restaurante de doña Esther Jiménez, la anfitriona tradicional del puerto, en donde se premiaban a los ganadores con diplomas, medallas, encendedores y botecitos de plata.

viernes, 18 de julio de 2008

NOTICIAS SOBRE PIRATAS


Existen muchas noticias sobre piratas en Ilo pero poca información documentada sobre el tema. Algunos vestigios han motivado más la imaginación que la búsqueda de la información histórica. Don Hernán Chocano afirmaba que a fines del siglo XIX, al hacer excavaciones en el centro de Ilo, se encontraron momias que pertenecían a personas de elevada estatura, superior al metro ochenta. "No eran nada cobrizos y más bien tenían la piel blanca y el cabello, especialmente de las mujeres, era de color castaño."
Don Ricardo Palma señala en una de sus tradiciones que los piratas Harris, Cook y Mackett salieron de Jamaica en marzo de 1679 con nueve buques, y después de hacer en el mar valiosas presas, atacaron los puertos de Ilo y Arica. En otra escribe Palma que los filibusteros Juan Guarin y Bartolomé Shearps entraron por la Mar del Sur, hicieron en Panamá algunas presas de importancia y saquearon los puertos de Barbacoas, Ilo y Coquimbo.
El 23 de marzo de 1679 el pirata Sharp al mando de nueve embarcaciones y 331 filibusteros recorrió el Pacífico, llegó a Arica, puerto que intentó sorprender por la noche sin conseguirlo, y luego cambió rumbo a Ilo, en donde se abasteció de agua y víveres, luego de lo cual ordenó su saqueo. Partió luego a Coquimbo y de allí pasó a la isla Juan Fernández.
En 1690 hizo su aparición en las costas de Chile un navío comandado por el pirata Juan Strong; en marzo de 1693, este pirata fue avistado en los puertos de Ilo e Iquique, sin tener mayor información. Sólo se sabe que, en enero de 1694, el gobernador de Chile Tomas Martín de Poveda anunciaba barcos piratas en Concepción. "Por fortuna -remarca Vargas Ugarte- ninguno de estos filibusteros intentó desembarcar en las citadas poblaciones, pero debió hacerlo en algún paraje de la costa donde fue sorprendido por los de tierra y se le hicieron 10 prisioneros, condenando a dos de ellos a la pena capital."
Los puertos de Ilo y Arica eran muy frecuentado por piratas debido a que los cargamentos de plata de la mina de Potosí usaban estos puertos para el embarque del preciado mineral. En abril de 1796 el Capitán La Orue divisó en el sur un navío pirata que rehuyó el combate, persiguiéndolo hacia las costas de Chile sin éxito y regresando por Iquique y Arica hasta Ilo, a donde arribó el 17 de julio. El capitán La Orue tenía el encargo de vigilar la costa sur. Este personaje fue el que avisó al Intendente de Arequipa, Salamanca, que una nave corsaria inglesa de nombre Les Deux Amours capitaneada por Samuel Wilson, andaba merodeando la costa del sur y asaltando naves, siendo él mismo víctima de ese corsario, al que pagó como rescate la cantidad de 10, 000 pesos.
Mucha información verbal ha llegado a la actualidad comentando sobre piratas en Ilo; algunas cometan que la playa Puerto Inglés debe su nombre a que esta era la zona donde los contrabandistas ingleses desembarcaban su carga para introducirlas hacia Arica, Moquegua y el Alto Perú. Otras hablan que hacia el norte de Ilo existen tesoros ocultos, mapas indescifrables, cuevas y tumbas aun no descubiertas; lamentablemente no se han encontrado hasta ahora evidencia creíble sobre estos datos.
Mientras tanto, las versiones siguen alimentando la leyenda sobre piratas.
GRAFICO: Croquis de la rada de Ylo dibujada por el frances Louis Feuille.

miércoles, 2 de julio de 2008

LA VIRGEN DEL ROSARIO : PATRONA DE ILO


La devoción por la Virgen del Rosario es muy antigua en Ilo.
Una de las primeras noticias que se tienen al respecto es que la que ofrece la biografía de Domingo Nieto, quien en 1821 sufragaba de su propio bolsillo misas en honor de aquella y, cuando redacta su testamento en Cuzco a inicios de 1844, señala expresamente que se le oficie una misa y se le entregue un traje nuevo en su nombre a la patrona del Valle de Ilo.
Desde sus inicios, la devoción a la Virgen del Rosario se manifestó en donaciones que los fieles de Ilo le dispensaban y que habla con mucha claridad, de la vida económica del valle de Ilo y de muchas familias locales.
Existe en el Archivo Arzobispal de Arequipa un documento titulado “Inventario de las Alhajas de Nuestra Señora del Rosario de Ilo que existen en poder de su Mayordomo don Andrés Dávila, y cuyo inventario me ha entregado el cura que fue de dicha doctrina Don José Manuel de Walde para que se archive en mi secretaría. Arequipa y setiembre de 1849” en el que se presenta la realción pormenorizada de las joyas que adornaban permanentemente a la virgen, entre las que se pueden mencionar: una corona y bastón de plata dorada, dos niños, uno en los brazos con su corona de plata y su bastoncito con sus borlas de perlas chicas muy menudas y su topacio de puño engastado, una fachada de diamantes en tres varillas, una cruz de igual material que pende de un lado de la imagen, todo engastado en oro y pendiente de una cinta de terciopelo, en un peso calculando en una onza y tres adasmes, tres sortijas ordinarias, 2 en oro y una en latón, un par de zarcillos de diamante engastados en plata con tres topacios, una sortija de diamantes engastados en oro con cinco diamantes, un par de zarcillos de esmeraldas verdes en oro, un par de zarcillos de esmeraldas verdes engastadas en oro con un chorro menor y dos esmeraldas de centro, un aguador con 84 perlas finas dispuestas en 4 hileras con sus almohadillas, una cruz de oro con su Cristo, un rosario de perlas falsas con su cruz de concha de perla engastada en oro, un rosario de perlas finas engastadas en oro compuesto de 7 misterios, con un total de 93 perlas de tamaño regular con Padre Nuestro de oro, un rosario de pimientas de oro compuesto de diez misterios y cruz de venturina verde engastada en oro y 3 cuentas grandes, un par de zarcillos de piedra ordinaria blanca, una sortija de piedra ordinaria engastada en oro, tres mantos, una alfombra de 2 paños, un incensario de plata inutilizado por lo roto, una cruz chica de oro y un vaso chico de oro, etc.
Lamentablemente con el pasar del tiempo muchas de estos objetos fueron perdiéndose y desaparecieron por completo con el terremoto de 1868.
Curiosamente, entre las posesiones que tenía la virgen estaba un mulato de nombre José Córdova; este esclavo fue adquirido en 250 pesos a su primer amo don Juan Hurtado con la intensión de que sirva a la Virgen del Rosario y cante en el coro de la misa de los sábados. Su tarea era exclusivamente atender a la virgen, cambiarle flores permanentemente, mantener sus pertenencias y acompañarle y cantarle en las misas dedicadas en su honor.
No se tiene datos precisos sobre la fecha en que fue declarada patrona de Ilo. Sin embargo, su fiesta era el acontecimiento religioso más importante de la comunidad. En agosto de 1868 un maremoto destruyó el antiguo templo de San Gerónimo, logrando salvarse algunas pertenencias, entre ellas las imágenes de la Virgen del Rosario y de San Gerónimo que en la actualidad están ubicadas en el altar del templo de la ciudad.
La Virgen del Rosario cuenta con una cofradía, que es una de las instituciones vigentes más antiguas de la localidad.

domingo, 15 de junio de 2008

LA INDUSTRIA. LA FABRICA PACOCHA


A inicios del siglo XX algunas empresas que desarrollaban actividad industrial en Ilo eran la fábrica Toranzo y Filipils que producía mermeladas y dulces y cuyo propietario fue don Carlos Ostolaza, posteriormente administrador de la Empresa Naviera Grace y Cía. En 1915 se instaló una fábrica de soda; en 1934, se intentó con los rotarios, cuyo presidente era el Dr. Daniel Becerra, la posibilidad de que una empresa americana con un capital de 500 mil dólares estableciese en Ilo una fábrica de salazón de pescado y de conservas. En 1948, la empresa “Industrial y Comercio Tomasio Hermanos” fabricaba jabones de todo tipo, a la cual se le liberó de todo impuesto municipal “teniendo en cuenta que es una industria que por primera vez se establece en esta localidad.”
Pero la que prosperó con mayor éxito fue la Fábrica Pacocha de propiedad del alemán Juan Tidow, instalada en Ilo en la década de 1920. Esta industria producía jaboncillos de tocador y de tipo hotel, jabones para afeitar, jabones rosas y limón, cremas para calzado, aceites de pepita, leche de almendras, agua de colonia, aceite de olivo. Parte de su materia prima, la pepita del algodón, la obtenía de los valles de Ilo y Moquegua y su mercado abarcaba desde Arica hasta Arequipa. Sus instalaciones estaban hacia el sur de la estación del ferrocarril, aproximadamente en la actual Costa Azul.
El impacto de la Pacocha fue inmediato pues representó oportunidades de trabajo y desarrollo para muchas familias ileñas. Alrededor de ella se desarrollaron actividades secundarias como el comercio de la leña, cuyo consumo por parte de la empresa era importante, al extremo que algunas personas invirtieron sus dineros en este suministro. Por ejemplo, la madre de don Domingo Manchego, compró el olivar de Álfaro a la sra. Amalia Prado, madre de doña Ena Prado de Vásquez, con la intención de vender leña a la fábrica Pacocha. Pacocha fue la empresa que por primera vez, en 1922, dotó de electricidad a Ilo, servicio que en 1928 fue transfirió a Otto Poepcke.
Su dueño, don Jhon Tidow, era una persona muy respetable y colaboradora; llegó a ser alcalde de Ilo entre enero de 1928 y febrero de 1929. Su aporte fue importante en la construcción del Hospital San Jerónimo en 1936.
La Fábrica Pacocha estuvo en Ilo hasta mediados de 1941; en julio Tidow solicitó al Concejo se le de como fenecido el pago de la contribución industrial que abonaba por la fábrica Pacocha, pues la misma se había trasladado a Lima, cancelando de esta manera sus actividades.
En la actualidad la empresa desarrolla sus actividades en el distrito de Rimac.

lunes, 9 de junio de 2008

LA EVOLUCIÓN ARQUEOLÓGICA : EL FORMATIVO


El formativo se caracteriza por el desarrollo de una cultura cuyo nivel es superior debido a la presencia de nuevas tecnología, de una mayor independencia y control del medio ambiente y de expresiones superiores y del inicio del sedentarismo. En el caso de Ilo, el formativo está relacionado con nuevas formas de obtener alimento, con el desarrollo de la recolección marina, agricultura en terrazas, uso de andenes, recolección y pastoreo en las lomas.
En primero de estos sitios es Carrizal, localizado a 20 km. al norte de Ilo, en la quebrada del mismo nombre. Aquí se desarrolló, hacia el 1100 dC., un grupo de aldeas construidas sobre dos colinas de entre 50-100 msnm, en cuyo entorno se desarrollaron asentamientos residenciales permanentes. Sus construcciones son de piedra, con tres ambientes: una cocina y dos cuartos con un techo de armazón de troncos. Posiblemente Carrizal fue un asentamiento principal e intensivo, desde donde se haya iniciado un proceso de colonización hacia zonas como Pocoma y Wawakiki. Estos tres sitios presentan contextos mortuorios casi semejantes: en Wawakiki, por ejemplo, el cementerio consiste en hoyos sencillos elevados "en donde los cuerpos fueron envueltos en toscos textiles y las capas de esteras fueron colocadas en forma flexionada."
El grupo que habitó Carrizal controló tres zonas ecológicas: a) las lomas, que permitió la caza pequeña y la recolección de plantas inicialmente y el pastoreo; b) la zona de terrazas que junto al recurso agua permitieron el desarrollo de la agricultura; y c) el litoral en el delta de Carrizal, en donde se realizó la recolección de mariscos-moluscos, mientras que las playas posibilitaron la pesca y la formación de asentamientos de pescadores.
Lo que destaca en este sitio es la existencia de la más antigua demostración de cerámica local, que lo convierte en un asentamiento cerámico temprano, cuyas fechas se han establecido entre el 2140 +- 240 años atrás o 190+-240 A.C. Esta cerámica se caracteriza por la ausencia de decoración y entre sus formas predominan las ollas sin cuello, vasijas gruesas y anchas con bordes gruesos y cuerpos globulares, abiertas y semicerradas. La pasta utilizada es oscura y usa como temperante el cascajo, a diferencia de la serrana que usa paja. En una segunda etapa la cerámica utiliza arcilla de color rojizo, marrón, marrón-anaranjado, marrón-rojizo y marrón-negrusco. Por lo general, la cerámica es utilitaria.
Todo esto hizo que Carrizal, a diferencia de los sitios anteriores, sea una evidencia del sedentarismo que estaba desarrollándose en las costas de Ilo.
Una segunda demostración del formativo en Ilo es un enclave Tiawanaku en el valle llamado Loreto Viejo y que corresponde a la etapa conocida como Expansión. La ocupación Tiawanaku no significó enfrentamiento militar sino posesión pacífica de una zona altamente productiva. La explotación de este territorio desarrolló un intercambio vertical entre la costa y el altiplano, cuyos inicios pueden notarse en Pocoma. Los productos agrícolas y marinos de Ilo eran enviados y trocados por productos altiplánicos o de valles altos. La cerámica de esta zona presenta rasgos definitivamente altiplánicos: el kero de madera, que incluye la presencia de la figurilla antropomorfa o zoomorfa característica, el pebetero o cerámica zoomorfa (auquénidos preferentemente); su coloración es anaranjada y su decoración incluye, además, motivos geométricos.
Al derrumbarse en estado Tiwanaku, alrededor del 1000 DC, las colonias quedaron desamparadas y debieron definir su futuro. Muchos descendientes de los antiguos colonos, continuaron su desarrollo pero debieron buscar zonas más protegidas de fácil defensa, en las faldas de colinas o en cerros de difícil acceso. Empezó entonces el éxodo hacia la parte alta del valle o hacia abajo, en busca del valle costero de Ilo. Esta etapa se conoce con el nombre de Fase Tumilaca, época en la que la influencia de la cultura Tiwanaku se dispersó por la cuenca madia y baja del Osmore. En el valle de Ilo los estudios han identificado hasta cuatro pueblos que compartieron la abundancia del nuevo espacio productivo; dos de ellos fueron los Chiribaya y los Tumilaca.
Tumilaca desarrollaron la agricultura y cultivaron el maíz, yuca, frijoles, algodón para hilados y redes, y calabazas para hacer mates e incorporaron otros cultivos como la achira, zapallo, lúcuma, guayaba, pacae y coca. Algunos grupos tenían rebaños de llamas y criaban cuyes y perros. Los colonos Tumilaca ocuparon toda la tierra agrícola del estrecho fondo del valle y hasta construyeron un canal de casi siete kilómetros para irrigar algunas terrazas naturales muy por encina del nivel del río, canal que luego fue utilizado por los Chiribaya.
Tumilaca vive en casas rectangulares de caña de una o más habitaciones. La estructura más grande que los arqueólogos han identificado tiene cuatro habitaciones de dos por cinco, dos de las cuales estaban destinadas a la cocina. Los habitantes vestían largos camisones sin mangas a base de lana marrón y amarrada a la cintura con una correa o cordón que, a veces, presentan decoración de franjas bordadas o utilizaban telas de franjas delgadas de hasta siete colores. A diferencia de los típicos gorros Chribaya, los Tumilaca prefirieron utilizar hermosas trenzas. Su cerámica sigue el estilo Tiawanaku pero muy sencilla. Sus entierros comprenden una o dos vasijas, un par de canastas y uno que otro objeto, indicador de que allí no habían ricos y pobres.

miércoles, 28 de mayo de 2008

LA EVOLUCIÓN ARQUEOLÓGICA: EL PRECERÁMICO


Desde los trabajos iniciales de Humberto Ghersi, allá por 1956, los estudios arqueo-lógico desarrollados en la cuenca del Osmore han significado importantes aportes en la construcción de la evolución arqueológica local. Gracias a los trabajos de David Jessup, al Proyecto Contisuyo, a Michael Mosseley, a Garardo Carpio, entre otros, podemos acercarnos con mayor precisión a los albores de la cultura local que tuvo punto culminante en Chiribaya.
El Ring Site es el inicio de esta evolución. En este lugar, ubicado en Pampa del Palo al sur de Ilo y hace diez mil años, se desarrolló un grupo nómade de economía parasitaria que basaba su dieta en productos marinos de peña y raíces y frutos de las lomas, convirtiéndose en el asiento marítimo más temprano conocido en los Andes y el depósito de conchas más primitivo del Nuevo Mundo.
El segundo paso en esta cronología es la presencia Chinchorro localizada en el sitio La Cruz en el Valle de El Algarrobal. El grupo Chinchorro se desarrolló en la costa desde Ilo hasta Antofagasta, (9000-8000 años AP). Desarrolló habilidades especiales para la pesca, por lo que se le considera una sociedad de pescadores especializados. Lo que destaca en Chinchorro es la práctica mortuoria. Hace 7000 años los pescadores empezaron a momificar artificialmente a sus muertos. En este proceso, los cuerpos eran eviscerados y desarticulados para luego volverlos a ensamblar y rellenarlos con recursos naturales de su entorno. No obstante estos conocimientos, el hombre de Chinchorro tuvo escaso desarrollo en otras demostraciones culturales, pues sus conocimientos en cerámica, agricultura y textilería son rudimentarios.
Una siguiente etapa lo constituye el Hombre de Villa del Mar (3000 al 1300 A.P.) En esa zona, en julio de 1986, unos obreros de construcción civil encontraron un entierro doble de origen pre cerámico, a una profundidad de 0,50 m. bajo la superficie moderna y que es considerado hasta ahora el entierro más antiguo conocido en la costa del Perú. Este grupo logró un mejor control sobre la naturaleza pues practicó la reproducción de plantas y animales lo que le permitió una la vida más segura. Lo novedoso aquí es la aparición del tejido, confeccionado con fibras de esteras; en algunos casos el tejido incorpora elementos como el algodón natural, pelo de animales y probablemente humano. Los tintes son cuatricolores: rojo, verde, amarillo y café/azul. Usó agujas y realizó diseños geométricos de diagonales escalonadas.
Un último eslabón en esta cadena fue la evidencia localizada a la altura del Kilómetro 4 de la vía férrea hacia la fundición de cobre. Allí (1994), arqueólogos del Proyecto Contisuyo encabezados por Adam Humire ubicaron un cementerio en donde se encontraron cinco cuerpos, dos de los cuales presentan características pecualiares pues, a diferencia del entierro en posición dorsal, uno de un adulto quizá mujer y otro de un niño, están enterrados en posición de cúbito ventral, es decir boca abajo. Uno de los esqueletos, el de la mujer, tiene envuelta la cabeza con fibra vegetal y cuerdas de algodón. La población de Kilómetro 4 eran pequeños grupos de cazadores y recolectores que construyeron sus viviendas protegidas por las quebradas de la zona desde donde podían aprovechar la riqueza del mar, los recursos de la zona adyacente y los diferentes manantes de agua de la zona. Su principal actividad, sin embargo fue la pesca.
El hallazgo más impresionante en Kilómetro 4 es la presencia de una construcción cuya antigüedad se estima en 5-3 mil años lo que la convierte en la primera vivienda del Pre cerámico tardío en la región sur peruana. Es un ambiente de forma trapezoidal que albergó a un pequeño grupo de personas. Las paredes pudieron estar confeccionadas de esteras unidas por postes de madera, sobre un piso de arcilla compacta en cuyo centro se localizaba un fogón en el que se preparaban algunos alimentos y permitía calentar la habitación.
A partir de aquí el poblador ileño empezó a hacerse sedentario, a construir sus casas y formar las primeras aldeas, a desarrollar cementerios y a expresar cierto sentimiento hacia sus muertos, a los cuales enterraba de manera especial. Culturalmente esto es un adelanto muy significativo en el desarrollo del antiguo poblador de Ilo.
La imagen que se incerta corresponde a: Asociación Contisuyo. "Contisuyo. Memoria de las Culturas del Sur"

lunes, 19 de mayo de 2008

JORGE FERNÁDEZ MALDONADO Y LA PROVINCIA DE ILO.


El 26 de mayo de 1970, durante el gobierno de Juan Velazco Alvarado, se emite el D.L. 18298 que creaba la provincia de Ilo, considerando que "las condiciones sociales, políticas, económicas y geográficas de la zona de Ilo... determinan su aptitud para ser elevada a la categoría de provincia."
La intención de hacer de Ilo una provincia viene desde la década de 1940, pero fue en los años 60 que esta idea tomó fuerza. Humberto Ghersi Mosquera, el 1 de noviembre de 1961, en una exposición sobre Ilo en el Club Departamental Moquegua de Lima, planteó la posibilidad de que este distrito sea convertido en provincia. Ghersi expresaba que "No es posible que (Ilo) continúe como un distrito, sujeto al mando político de un Gobernador. Debe tener ya autoridades superiores que atiendan los problemas que ese propio desarrollo presenta."
Durante el primer gobierno de Belaunde el senador Daniel Becerra y los diputados Rivero Vélez y Biondi iniciaron, en 1968, los trámites para lograr este objetivo; el proyecto, con planos confeccionados por el Servicio Aerofotográfico Nacional, fue aprobado en al Cámara de Diputados, pero estando en la de Senadores, se produjo el Golpe de Velazco. En el gobierno municipal de Sergio Bertolucci se retoma la idea y se viaja a Lima, logrando una entrevista con Jorge Fernández Maldonado, hombre fuerte del régimen militar e ileño de nacimiento quien apoyó la idea que se concretó en 1970.
Gestor importante de la elevación de Ilo a la categoría de provincia, de la construcción de la Refinería de Cobre y del Terminal Marítimo fue Jorge Fernández. Estuvo ligado, desde sus inicios, al movimiento revolucionario de 1968. Acompañó por largo tiempo a Juan Velasco, siendo su último cargo el de Ministro de Energía y Minas, puesto que dejó para desempeñar el de Jefe del Estado Mayor del Ejército Peruano. El 31 de enero de 1976 juraba como Premier ante Francisco Morales, Jefe de la Segunda Fase del Gobierno Revolucionario y a quien seguía en antigüedad y jerarquía.
Fernández nació en Ilo el 19 de mayo de 1922; su educación primaria la cursó en la antigua Escuela de Varones Nº 974; la secundaria en Lima en el Colegio Guadalupe. A los 18 años ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos, institución de la que egresó en febrero de 1943 como integrante de la promoción Mariscal Nieto con el grado de Subteniente de Infantería. En su carrera militar desempeñó los cargos de Comandante General del Batallón de Infantería Zarumilla, Director de la Escuela de Inteligencia del Ejército, Sub Director de Personal del Estado Mayor, Director del Colegio Militar Ramón Castila de Trujillo; fue además Agregado Militar en la Argentina. Realizó labor docente en la Escuela Superior de Guerra y en la Escuela de Inteligencia, en la Escuela de Chorrillos y en el Centro de Instrucción de la Guardia Civil. Ya retirado llegó a ser Senador de la República por un partido de izquierda.
En la foto podemos apreciar a Jorge Fernández Maldonado en una visita a Ilo, a la derecha del alcalde Javier Valdivia Rivera.

domingo, 11 de mayo de 2008

ILO DURANTE LA COLONIA.



Los primeros españoles llegaron a Ilo en 1539 y lo llamaron Valle de San Gerónimo de Ilo. Inicialmente este poblado se ubicaba en la margen derecha del río, pero Vicente de Córdova lo trasladó a la margen izquierda, en donde se levantó un poblado en el que se "descubre la iglesia y una cincuentena de cabañas construidas con ramas de árboles dispersas aquí y allá, cerca del arroyo que serpentea en medio del valle."
Con el tiempo Ilo se convertiría en curato, del que dependía el curato del Valle de Tambo, pero hacia 1682 ambos se separaron, teniendo en cuenta la considerable distancia entre ambas doctrinas.
Cuando en 1793 el Intendente Antonio Alvarez y Jiménez llega a Ilo el 18 de julio, encontró un pueblo pequeño y pobre, a orillas de un río escaso, frente a la cual su gente "necesitaban ausentarse en busca de trabajo para hacer subsistir a sus familias." Sobre San Gerónimo Álvarez decía que "Su población es corta, mal entablada y sus habitaciones dan a conocer la escasez y miseria de los vecinos de ella; son formadas sin orden parte de adobe y las más de piedra negra con barro y techumbre de sauce y álamo cubierta de paja que vulgarmente llaman "matara", de suerte que propiamente hablando no se les puede ni debe dar otro nombre que el de chozas."
De todo ese pueblo destacaba el templo dedicado a San Gerónimo "que es de un solo caño de competente largo y ancho, todo de adobe y barro, con la techumbre de tijera de mangle y cubierta de tablazón de alerce, toda nueva con su torre del propio material."
El 18 de agosto de 1713 llegó a Ilo el francés Francois Amadee Frezier y anotó en su cuaderno: “El valle de Ilo parece sólo una pequeña grieta que parece abrirse poco a poco, a medida que uno se acerca, hasta que se descubre la iglesia y una cincuentena de cabañas construidas con ramas de árboles, dispersas aquí y allá cerca del arrollo que serpentea en medio del valle; en esto consiste la aldea de Ilo, casi toda construida y habitada por franceses. El arroyo a veces se muestra propenso a secarse cuando en invierno no ha sido lluvioso en las altas montañas. Se padeció esta sequía en 1713 y fue necesario enterrar barricadas en la arena para recoger el goteo de las tierras. Es mucho más fácil abastecerse de madera que de agua, porque el valle está cubierto de árboles; pero desde hace catorce años los franceses han talado tal cantidad que los bosques se han alejado a una legua del mar. Además de los bosques, muchos lugares de este valle están poblados de hermosas calles de olivos, de los que se extrae el mejor aceite del Perú y de muchos árboles frutales, naranjos, limoneros, higueras, guayabos, bananos y lúcumos, de los que ya hablamos. También se encuentra esa especie de fruta que en el Perú llaman palta y aguacate en las Antillas, la sustancia que lo envuelve es verdosa y blanda casi como la mantequilla; cuando se la come con sal, también su gusto se parece algo a ésta, mezclado con el de la avellana… Por lo demás, en el valle de Ilo se cultiva algo de trigo y de legumbres, pero mucho más de alfalfa… Los comerciantes llegan a Ilo desde Cuzco, Puno, Chuchito, Arequipa y Moquegua, pues este es el puerto más cercano; y si no hay navíos en Arica, también vienen de La Paz, Oruro, La Plata, Potosí y Lipes, de modo que este puerto resulta, entonces, el mejor de toda la costa para el comercio de las mercaderías europeas…
El valle de Ilo, que hoy sólo está ocupado por tres o cuatro haciendas, abasteció antiguamente toda una ciudad de indios cuyos vestigios aún se encuentran hasta dos leguas del mar; las casas, que estaban construidas de caña aparecen arrasadas a nivel del suelo, triste consecuencia de los estragos hechos por los españoles entre los indios…”

domingo, 4 de mayo de 2008

EL FERROCARRIL ILO-MOQUEGUA



La construcción del ferrocarril Ilo-Moquegua fue incluido dentro del Proyecto Ferrocarrilero Nacional como consecuencia del maremoto de 1868 y fue entregado en conseción a la Casa Devés Ferrés por S/ 6 700 000 (S/ 66,468.2 por kilómetro de vía). La obra fue adquirida mediante transferencia por Enrique Meiggs. El diseño de la obra estuvo a cargo del ingeniero Guido de Vignau. El 14 de febrero de 1871, el hermano del Presidente Balta, Juan Francisco, visitó Ilo y procedió, en ceremonia pública, a colocar la primera piedra del ferrocarril.
La construcción se culminó en 1872 y Meiggs entregó la obra en diciembre de ese año, incorporándose la vía al servicio público el 28 de marzo del año siguiente, cubriendo una extensión de 100 kilómetros.
Durante la sublevación de Nicolás de Piérola, el ferrocarril tuvo uso intenso y parte de sus piezas y equipos fueron inutilizados para evitar el avance de las fuerzas gobiernistas que combatían contra El Califa. La destrucción total ocurrió durante el conflicto con Chile en 1880: las fuerzas invasoras, en su interés por evitar se utilice como medio de transporte por las tropas peruanas, lo inutilizaron.
A principios del siglo XX, la Ley Nº 99 del 23 de octubre de 1905 incluyó la nueva construcción de la línea férrea Ilo-Moquegua; la construcción recién se inició en 1907 y su ingreso al servicio se produce dos años después, a inicios de 1909, con una extensión de 98 kilómetros, contando con 101 kilometros y 22 metros si se toman los desvíos y cambios.
El 30 de enero de 1919, el Presidente José Pardo promulgó la ley Nº 3073 que asignaba una partida presupuestal para adquirir herramientas, combustible y demás para el servicio de explotación del ferrocarril de Ilo a Moquegua; la misma ley autorizaba al Poder Ejecutivo a cambiar, si lo estimaba conveniente, el servicio de máquinas a vapor por el de autocarriles de carga y pasajeros. Es probable que nazca aquí el futuro Kalamazo que haría posteriormente servicio de Ilo a Moquegua.
La estación en Ilo quedaba ubicada en una antigua casona de madera en la hoy llamada Avenida Ferrocarril y parte de su patio de locomotoras los ocupa hoy el patio de Southern Copper. Las locomotoras eran la Pardo, Leguía, Leonor y Pacocha.
Aproximadamente en 1937, el ferrocarril no rendía al fisco lo necesario, por lo que se compró a la Compañia Baldi, por intermedio de la Peruvian Corporation un camión con eje adaptable a la línea férrea y cuyo motor era de marca Kalamaso, nombre con el aque se conoce hasta la fecha.
Se sabe que partían dos trenes simultáneamente desde Ilo y Moquegua, haciendo cambio de paso en la Estación de Hospicio. El viaje duraba aproximadamente tres horas y tenía dos horarios de salida: a las ocho de la mañana y a las dos de la tarde. Los vehículos eran de varios coches y numerados: los había de carga, de primera y de segunda..
Lentamente el Kalamaso cayó en desuso. La comunicación por carretera se hizo cada vez más intensa y rápida. El sistema ferrocarrilero quedó de lado y, algunos cuentan, los coches fueron a parar a la fundición como chatarra.

miércoles, 23 de abril de 2008

LA PLAZA DEL MERCADO


Una de las obras que la administración del alcalde Luís Melchiorri llevó a cabo a fines del siglo XIX fue la construcción de una plaza y jardín central frente a la Recoba o antiguo mercado, zona que era hasta ese momento un espacio de tierra y piedras. Para el efecto, el 16 de mayo de 1895 se constituyó una comisión presidida por el Teniente Alcalde Manuel Nieto con la responsabilidad de presentar los planos del proyecto y el costo total de la obra. Esta comisión, sin embargo, no cumplió con su cometido por lo que el 5 de diciembre el alcalde Melchiorri informaba al Consejo que se había designado una nueva comisión responsable del proyecto, compuesta por José M. Donaire quien la presidía, Ricardo Gambetta y el regidor Octavio Hurtado, señalando además que la obra proyectada “era de importancia y era también el único punto de recreo del lugar.”
La comisión ralizó una erogación pública llegando a reunir S/ 72.75 soles, cantidad que resultaba insuficiente para la verja, la cañería y otros gastos, por lo que el alcalde logró que el Consejo disponga de fondos municipales adicionales.
Para inicios de marzo de 1896 el síndico tesorero de ese entonces presentaba las cuentas de los gastos que se habían invertidos en la construcción del jardín central de dicha plazuela del mercado. No se tiene, sin embargo, la fecha de su inauguración.
El consejo contrató los servicios del agente de policía, que era además entendido en agricultura, para el cuidado y riego de este jardín, asignándole una remuneración de dos soles mensuales.
Con el tiempo este espacio iría adquiriendo la forma de plazuela, la primera que tuvo Ilo y que se convetiría con el tiempo en el centro del naciente Ilo. En ella se realizaban las ceremonias públicas y desfiles.
Más tarde se le conocería a esta plaza con el nombre de Plazuela del Pino y en la actualidad con el nombre Plaza Domingo Nieto.

martes, 22 de abril de 2008

LA PLAZA DE ARMAS


A inicios del siglo XX, la plaza principal de Ilo era la Plaza del Mercado o Plaza de la Recoba, más tarde llamada Plaza Nieto; la Plaza de Armas era sólo un recuadro de tierra frente al cual se levantaba el nuevo templo de San Gerónimo. A lo mucho, podía identificarse en medio de ella un pilón del que se abastecía de agua potable la población del lugar.
Recién en julio de 1915 se tomaron algunas medidas para convertir a este lugar en una plaza pública. Fue en la gestión del alcalde Juan Pedro Vásquez (1912-1915) que por primera vez se utiliza la frase Plaza de Armas para referirse a este lugar; fue en esa gestión que Víctor Juárez propuso al Concejo plantar árboles en ella, a fin de darle cierta fisonomía, para lo cual ofreció hacer pozos de cuatro varas de profundidad por una y media de ancho a razón de cuatro soles por cada uno, lo que efectivamente fue llevado a cabo.
En 1920 la plaza cambio de nombre por el de Plaza 4 de julio, en conmemoración a la fecha en que Augusto B. Leguía llegó al poder por golpe de Estado.
Fue durante la alcaldía de Antonio De La Flor Rodríguez (1932-1933), que se le dio impulso a esta obra: en el mes de agosto de 1932, se autorizó la compra de cañería de fierro galvanizado de ¾•” y 2” para utilizarlas en el riego de la plaza. Dicha compra se realizó con la Casa Donnelly y Cía de Mollendo. Al administrador del ferrocarril se le solicitó alcance un presupuesto de la mano de obra necesaria para realizar el tendido de esta cañería y de las llaves que servirían al regadío, en una longitud de ochenta y cuarenta metros respectivamente. Se compró cañería auxiliar a don Pacífico Oviedo quien la ofrecía a razón de un sol el metro.
Durante el gobierno de don Alberto Wehrle, en agosto de 1938, se contrataron a dos hombres para relimpiar y excavar los pozos existentes en la plaza y hacer nuevas plantaciones de árboles, ya que la mayor parte de dichos pozos carecen de ellos, encargándose al jardinero del camal municipal este servicio.
En el gobierno de Rafael Vásquez (1938-1940), el Concejo empezó en el mes de octubre del 38 una agresiva labor en la Plaza de Armas: se arreglaron los jardines existentes, se excavaron nuevos pozos para colocar plantas, se construyeron unas gradas de cemento, se utilizó nueva tierra vegetal, se rellenó la plaza en varios sectores con el desmonte extraído de las excavaciones y se instaló un nuevo sistema de conducción de agua para los jardines. El alcalde señalo que para terminar las obras de ornato en la plaza de armas era necesario “la construcción de una fila de veredas así como también ocho bancas del mismo material", contratándose los servicios de don Carmelo Choque, pagándose por ello S/ 676.00.
Lo último que se puso a esta plaza fue la pileta ornamental. El mismo Choque presentó un presupuesto para la indicada obra que alcanzó el valor de S/ 200.00. Aunque no se tiene el dato exacto de su construcción, si se sabe que para noviembre de 1939 ya la pileta estaba en funcionamiento en el centro de la plaza. Posteriormente se agregaron al rededor de ella áreas verdes y nuevas bancas y veredas...

EL ORIGEN DE LA GLORIETA


En 1917 era alcalde distrital de Ilo don Augusto Díaz Peñaloza. En el mes de abril de dicho año, se presentó a su despacho el Alférez de Fragata Luís A. Colmenares, señalando "que un grupo de personas avecindadas en la localidad tuvieron la idea de construir un puente que partiendo del Parque Billinghurst terminase en una glorieta situada en el islote de los baños públicos." La idea fue aceptada de buena gana por la autoridad municipal para una zona que se convertía en la de mayor atractivo local. La construcción de esta glorieta no fue fácil; según datos de la época, la comisión de vecinos “había solicitado erogaciones voluntarias ascendentes a la suma de S/ 281,00 además de donaciones de madera, pintura, cemento, clavos, etc. etc.” Impulsor de esta obra, apoyando eficazmente con su trabajo profesional y material, fue el señor ingeniero don Carlos R. Sotomayor "que proporcionó rieles y abrazaderas y el trabajo de los mecánicos necesarios."
Culminada la obra, muchos de los gestores, entre ellos el Capitán de Puerto, Capitán de Corbeta Guillermo Martínez Cabrera, el Sr. Samuel Prieto y Risco, la tripulación de la Capitanía y del Resguardo o Aduana de la época y los matriculados del puerto “insinuaban al Consejo que, a fin de perpetuarse la memoria de nuestros héroes de la marina, se le diese a la glorieta el nombre del Comandante José Gálvez.”
A inicios de mayo la obra ya culminada fue recibida por el alcalde Díaz, quien dejó constancia del agradecimiento, en especial a Colmenares, “por su constancia y trabajo personal en la indicada obra.”
Por su parte el Consejo ordenó colocar los tirantes que faltaban pera la seguridad del puente, el pintado y pavimentado de la glorieta, así como arreglo del parque Billinghurst, nombrándose al efecto una comisión integrada por Luís E. Ghersi (quien ofreció sus servicios profesionales), Pedro Valle y el propio Díaz. Sotomayor ofreció sus servicios para este o cualquier otro trabajo.
Durante el gobierno de Antonio De La Flor Rodríguez, el 23 de noviembre de 1937, se aprobaron algunas obras: ensanchamiento y arreglo del Puente Venus, cuyo presupuesto presentado por Carmelo Choque ascendía a S/ 250,50 incluido la mano de obra y los materiales necesarios y el pintado de la glorieta que estuvo a cargo de Gerardo Villanueva.
Siendo alcalde Alberto Wehrle, en enero de 1938, se inicia la construcción de las graderías de cemento al pie de la glorieta, trabajo realizado por Carmelo Choque a un costo de S/ 120.00, cantidad que no incluía el pasamanos. Para el mes de febrero, se recibe un presupuesto del maestro carpintero don Gerardo Villanueva para la construcción de siete bancas de madera para el kiosco de la isla (nombre con el que se le conocía a la glorieta); un presupuesto de don Daniel Martínez para pintar el kiosco arriba referido y baranda del puente que conduce a la isla en la suma de S/ 140.00 Otro presupuesto de don Patricio Ascaño y de Arturo Mendoza para hacer el mismo trabajo en la cantidad de S/ 140.00 aprobándose la propuests Villanueva para las siete bancas de madera en la suma de S/ 70.00 incluido materiales.
Los trabajos de pintura fueron realizados por Ascaño y Mendoza en un total de S/ 130.00, aprovechando de esta faena para cambiar todas las maderas deterioradas del piso del puente con maderas de pino oregón y colocar el pasamanos a la escala de cemento que acaba de construirse. Más tarde se cubrieron con cemento los pilotes de fierro que sostienen el puente de la glorieta o kiosco.

martes, 8 de abril de 2008

ILO Y LEGUIA


Una parte importante de nuestra historia nacional la ocupa el gobierno de Leguía llamado Oncenio, la primera dictadura peruana cuyo presidente terminó en la cárcel y murió en ella. El Oncenio se caracterizó por el permanente servilismo: las personas se desesperaban por complacerlo, las instituciones por adularlo, los paises por ganarse sus favores, los capitalistas por conseguir de él o de sus hijos esquilmar el erario nacional. Los pueblos de provincias guardaron igual relación con el régimen. Medallas, tarjetas de oro y plata, bustos, plazas, memoriales, fueron enviados de distintos puntos de la patria al "Titán del Pacifico", al "Hombre que nunca debía morir." Al fin, era el hombre que iniciaba lo que él, eufemísticamente, llamó La Patria Nueva.
Ilo no se quedo atrás en este festival. A mediados de la decada de 1920 se iniciaba en nuestro puerto la construcción de la Plaza de Armas, un simple cuadrado lleno de tierra, y aunque empezaba a llamársele así (el centro de Ilo era la plaza del mercado o Plaza Nieto), pronto el concejo le cambió de nombre por Plaza 4 de Julio, en homenaje a la fecha en que Leguía, mediante Golpe de Estado llegó al poder. En 1921, el concejo de Ilo envio un telegrama de adhesión y desagravio por el incendio criminal perpetrado contra Palacio de Gobierno, a escasos meses de celebrarse el Centenario de la Independencia Nacional. Don Juan Tidow, dueño de la empresa Pacocha y ex alcalde de Ilo, regaló al Concejo una fotografía de Leguía con marco dorado y que fue puesto en el salón de sesiones, presidiendo el mismo. A fines de 1929, Ilo intentó realizar una colecta pública para regalar a Leguía una medalla de oro, cosa que no consiguió y se contentó con hacer dicho regalo jnunto con Moquegua.
Pero el régimen cayó a mediadoso de 1930 y, como siempre ocurre, el adulador se convirtió en el más tenaz denostrador del dictador. El 28 de agosto, por la mañana, el cuerpo municipal presidido por don Rafael Vasquez, procedio a retirar el retrato regalado por Tidow de la sala municipal, ante los hechos ocurridos en Lima con el Golpe de Estado de Sánchez Cerro. Pero a las pocas horas, un grupo de pobladores asaltaron el edificio municipal ingresando por la ventana y treparon por la pared hasta el cuarto que servía de depósito, tomaron de allí el retrato de Leguía, lo sacaron fuera y procedieron a destrozarlo en el jardin de la Plaza del Mercado, acompañado, supongo, de gritos en contra del caido Presidente.
La Plaza de Armas perdió su denominación de "4 de julio". El concejo presidido por Vásquez renunció en pleno. La historia fue perdiéndose en la memoria colectiva de los ileños de esa época.