El 25 de junio de 1916 en un
segundo intento, el alcalde de ese entonces Alberto Malatesta logró que el
concejo aceptase su renuncia al cargo. Entre los regidores se eligió a su sucesor,
recayendo este encargo en don Augusto Díaz Peñaloza quien estuvo acompañado entre otros de José
Alponte, Miguel Gambetta y Vitaliano Miovich.
Coincidió con su período la escasez de moneda fraccionaria, ante lo cual tomó la decisión de mandar confeccionar
un aparato con el que se fabricaron trescientas contraseñas de cobre y
cuatrocientas de lata con las iniciales "CD" (Consejo Distrital) a la
que se les dio el valor nominal de dos y un centavo respectivamente, poniéndose
en circulación desde el día 13 de abril de ese año. En otras palabras, Ilo "acuñó"
su propia moneda. Parece que la solución funcionó pues con
posterioridad los comerciantes solicitaron que el concejo emita una cantidad de fichas de cobre
y lata similar a la emisión anterior para dar vuelto mientras lleguen los
centavos.
Escaseaba la
carne y el pescado. Con la carne, se dispuso que su venta sea entregada en
exclusividad mediante remate al carnicero que decidiese asumir su distribución,
ganando un diferencial en el precio y prohibiéndose su expendio en la plaza del
mercado, como era costumbre. Así, don Lorenzo Torrelio remplazo a don Mariano Nieto, antiguo
comerciante de este producto. Pero para febrero de 1817 la escasez de carne era tal que
le fue difícil a Torrelio cumplir el contrato de abastecimiento, renunciando al mismo y perdieno el depósito de 20,00 libras peruanas dejado como
garantía.
En el caso del pescado el concejo ofició a la Capitanía del Puerto
a fin de que disponga que parte del pescado extraído sea distribuido en Ilo,
estableciéndose un puesto de venta cerca del malecón del edificio del Sr. Malatesta. Igual
escases ocurría con el pan: Díaz se vio obligado a publicar bandos con el
precio el este producto y se reunió con los panaderos “a fin de fijar precios equitativos a cada artículo y aliviar algo la
condición del pueblo.” Los panaderos se comprometieron a elaborar panes de
agua con un peso de tres onzas cocido y venderlo a cinco por veinte centavos
moneda boliviana. En general los precios de los productos de primera necesidad
empezaron a elevarse; el azúcar subió a 25 centavos la libra, la harina a S/
15.50 el quintal y el aceite de olivo a 0,80 centavos la botella. ¿Qué estaba
pasando? La situación coincidía con el conflicto armado que ocurría en Europa,
hacia donde empezó a fluir la mayor cantidad de producción, reduciéndose la
frecuencia de los vapores que trasladaban normalmente la carga a puertos como
el de Ilo. Importante fue la gestión de Díaz para convencer a los comerciantes
locales de no variar su lista de precios sin causa justificada. Realizó
trámites para lograr que la
Compañía Recaudadora deje en este puerto parte del arroz y
azúcar que mandaba el gobierno. Envió telegrama en el mismo sentido al
Ministerio de Hacienda, al Presidente del Comité de Subsistencias y a los
representantes Urquieta, Becerra y Lanatta, sin recibir respuesta. A fines de
1918, las alzas afectaron los útiles para el alumbrado, los tubos, las
boquillas de las lámparas y el propio kerosene que alcanzaron el doble de su valor, lo que no solo aumentaba el
déficit del municipio, sino que obligaba a restringir el servicio del alumbrado
público.
El arqueo final, al 31 de diciembre de ese año, terminando
el mandato de Díaz, estableció un déficit de S/ 272,73, distribuidas entre
varios acreedores, entre los que estaban “Jo y Cía.” (155,30 soles), “Malatesta
Hermanos” (20,43 soles). Obligado por esta
situación, en octubre de ese año el alcalde Díaz se dirigió mediante oficio al
Dr. Urquieta, representante por Moquegua en el Congreso, para que formule un
proyecto de ley a fin de lograr que el producto que genere el guano de las
islas desde Punta de Coles a Yerbabueba se convierta en renta del concejo,
cuyos ingresos se dedicarían a la higiene del vecindario, servicio que no se
atendía por falta de recursos. Aparentemente esta gestión no tuvo éxito.
Fue durante la gestión de Díaz
que se recibió en donación (mayo de 1917) la glorieta, obra realizada
por el cuerpo de marinos, la tripulación de la Capitanía , del resguardo y los matriculados del
puerto, además del algunos vecinos animados por la obra que se venía
construyendo y que en homenaje a los héroes de la marina se le puso por nombre
"José Gálvez". Correspondió a la gestión de Díaz colocar los tirantes
que faltaban para la seguridad del puente, pintar y poner el piso final de la
obra y arreglo del parque Billinghurst.
Fue también en esta gestión que
se construyó el primer camal municipal pues el beneficio de las reses era
realizado cerca de la Recoba
o mercado o cerca de los muladares que habían en las afueras del puerto. En
julio de 1918 el consejo aprobó esta obra en coordinación con la Junta
Provincial de Sanidad por lo que el alcalde Díaz se dirigió al alcalde de
Moquegua y al Sr. Lanatta, senador del departamento buscando el apoyo
respectivo. Con esta gestión se logró que el Ministro de Fomento ordene el 6 de
julio, que el administrador del ferrocarril en Ilo entregue al Concejo 12
rieles como contribución para que sean usados en la construcción del indicado
camal.
Preocupado por los servicios que
se brindaban a la población, en agosto de 1916, el municipio amplió el
servicio de alumbrado público hacia las zonas que no lo tenían y mandó colocar dos
surtidores a los ya existentes uno en la plaza del mercado y otro en las
esquinas de las calles Zepita y Ayacucho.
En 1917 el concejo presidido por
Díaz realizó una colecta pública en beneficio de "Pro Marina" con la
finalidad de adquirir sumergibles para la defensa nacional, la cual alcanzó la
suma de S/ 135,56 libras peruanas que se remitieron en un giro a través de
“Duncan, José y Cía.” en Lima, a la orden de la Sra. Dora de Bozaño,
Presidenta de la Junta Pro
Marina.
Mediante DS. del 12 de agosto de
1916, el gobierno central había establecido en toda la república las ceremonias
de homenaje por el centenario del nacimiento de don Francisco Bolognesi, el
Héroe de Arica. Con tal motivo el
alcalde recurrió al Jefe del Destacamento de Ilo para que algunos efectivos
enseñasen ejercicios militares a los niños del plantel de varones, destinándose
para esta tarea a un sargento de apellido Byene, al que se le pagó dos soles
por sus servicios. El 4 de noviembre de ese año, en una ceremonia a la que
asistieron las autoridades del pueblo y las instituciones locales, así como los
alumnos de las escuelas fiscales, se realizó a partir de las 8 de la mañana el
homenaje al grande de Arica, empezando por el saludo a la bandera. Nota emotiva,
escribió un diario de la época, la pusieron los alumnos de la escuela de
varones quienes hicieron demostración de destreza marcial con los ejercicios
que ofrecieron a los concurrentes.
El gobierno de Díaz llegó a su
fin en diciembre de 1918. Las elecciones municipales del 3 y 4 de noviembre de
1918 dieron como ganador a Carlos M. Vives. La nueva administración se instaló
el primero de enero de 1919 a las diez de la mañana.