Hace un siglo era alcalde
distrital de Ilo don Juan Pedro Vásquez, cuyo período se extendió desde abril
de 1912 hasta setiembre de 1915. sucedió en el cargo a don Cayetano Garibaldi
y fue remplazado al término de su mandato por don Alberto Malatesta.
En el mes de enero se puso a
subasta pública la administración de los baños públicos ubicados frente a la
playa del muelle, estableciéndose el costo de los mismos y las obligaciones del
arrendatario.
En el mes de febrero el
superintendente del ferrocarril de Ilo a Moquegua se quejaba del excesivo uso
del agua en el riego de los jardines
públicos.
La Dirección General de
Instrucción Pública dio a conocer en el mes de julio la necesidad de crear una
escuela mixta en el pago de Algarrobal para atender a los niños y niñas del
valle que por su lejanía no asistían a los colegios fiscalizados de Ilo.
En agosto se firma contrato con
el gremio de panaderos para regular la venta del pan acordándose el peso y
precio de este producto. El mismo mes se firma contrato con los comerciantes
locales en el que se establecía el precio de los productos y las condiciones de
comercialización.
En octubre don Eduardo L. Sothers
se hizo cargo de la administración del ferrocarril.
En el mes de diciembre la
Inspección de Instrucción de Moquegua programó para los días 17 y 18 la realización
de los exámenes anuales de las escuelas fiscalizadas del puerto.
Diferentes quejas del vecindario
se hacen contra el gremio de panaderos por no respetar el contrato firmado con
el municipio que les obligaba a vender pan con
un peso de tres onzas y media.
El municipio suspendió por
treinta días la licencia dada a don Temístocles Barrios para beneficiar ganado
y vender carne a la población debido a que éste había incumplido en varias
oportunidades el compromiso de venta de carne el acuerdo con el tratado firmado
en el mes de agosto.
Se estableció el precio de la
carne en 25 centavos bolivianos la libra de 16 onzas.
Se determino imponer una multa de
cinco soles por día al comerciante de carne que deje de vender este producto.
La harina sufrió un aumento de
cincuenta centavos en su precio lo que obligó a la suba del precio del pan
generando la protesta de la población y de la propia municipalidad. Al final la
municipalidad autorizó el incremento en menor proporción a la aplicada por el
gremio de panaderos.
El comerciante Pablo Liu solicitó
el incremento en el precio de la manteca importada a sesenta centavos debido
a los costos de importación, aceptándose
el mismo al encontrar razones justificadas.