En un artículo anterior nos ocupamos
del cura Tadeo Vargas y de una denuncia que en su contra entabló don Francisco
Nieto. Pocos son los datos que sobre curas se tienen en la historia de Ilo. A
continuación deseo compartir con ustedes algunas referencias sobre curas que
fueron del valle de Ilo.
Una de las noticias más antiguas que al respecto se tiene corresponde al licenciado don Joseph Urbano Velásquez Baena y Antiparra quien en 1734 ejercía el cargo de presbítero, cura y vicario del valle de San Gerónimo de Hilo. El 5 de julio de ese año recibió mediante escritura pública de don Bernardo Velásquez Mazuelos un censo por 650 pesos sobre la hacienda de viña del pago de Omo y sobre el olivar de Amoquinto, olivar que con el tiempo Urbano Baena logró comprar, según consta en escritura del 14 de abril de 1736.
Una de las noticias más antiguas que al respecto se tiene corresponde al licenciado don Joseph Urbano Velásquez Baena y Antiparra quien en 1734 ejercía el cargo de presbítero, cura y vicario del valle de San Gerónimo de Hilo. El 5 de julio de ese año recibió mediante escritura pública de don Bernardo Velásquez Mazuelos un censo por 650 pesos sobre la hacienda de viña del pago de Omo y sobre el olivar de Amoquinto, olivar que con el tiempo Urbano Baena logró comprar, según consta en escritura del 14 de abril de 1736.
En 1535 es nombrado por don
Gerónimo Fernández Dávila en su testamento dándole poderes extensos para que
pueda testar en su nombre, pues como él mismo dice “La gravedad de mis achaques no me da lugar a hacer y ordenar mi
testamento teniendo como tengo comunicados las cosas de descargo de mi
conciencia y bien de mi alma con el licenciado don Joseph Urbano Velásquez cura
y vicario del valle de Ylo.” El 11 de mayo de ese mismo año Urbano fue
declarado albacea de don Manuel Hurtado de Mendoza de quien dijo que le había
entregado "veinte y tres libras de cera ordinaria labrada.”
En marzo de 1736 Velásquez declara
que tenía deudas pendientes con don Agustín Velásquez por lo que a la muerte de
éste procedió a hacer cuentas y liquidar la deuda con su viuda doña Ángela
Dávila y con doña Juana de Velásquez, hija de ambos, quedando la cuenta en mil pesos de a 8 reales, cantidad que Baena
terminó donando a Juana por el cariño que le tenía. En junio de 1757 recibe en
herencia una casa o cuarto tasado en 4,330 pesos en Moquegua por la muerte de
su sobrino Rodrigo Velásquez. Ese mismo año inició juicio para obtener a favor
del curato de Ilo parte de los bienes legador por don Juan de Oses. Por lo
menos Joseph Velásquez ejerció el cargo de cura y vicario de Ilo hasta fines de
1758.
Por breve tiempo fue cura del
valle de Ilo en 1740 don Juan Joseph Velásquez quien, de acuerdo al testamento
dictado por don Bernardo Lloret, español natural de Mallorca, se sabe que le
tenía una deuda pendiente de trece pesos por la compra de unos estribos y diez
pesos de un sombrero además de ocho
pesos por otras adquisiciones.
Otro de los encargados del curato
del valle de San Gerónimo de Ilo fue don Joseph Valencia. De él se sabe que ejercía
el cargo interinamente en 1776. Así hace
constar en su testamento don Sebastián Fernández de la Cruz quien afirma que
aquel tenía en su poder "una mula
criolla retinta que se hizo llevar de las lomas…”
En 1806 era cura propio del valle
de Ilo don Juan Mariano Velarde, hijo del Capitán Don Nicolás de Velarde y
Echegaray y de doña Rosa Pomareda Con fecha 9 de agosto de 1806, recibió poder de
su padre para testar. En realidad Mariano fue hijo en segundas nupcias de
Nicolás y en ese mismo matrimonio, hermano de Mauricio, Magdalena y María del
Carmen.